La Hermandad de la Hiniesta celebró en la tarde del pasado sábado 1 de febrero el piadoso Vía Crucis con la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, recorriendo las calles de la feligresía de San Julián. Como cada año, este culto marcó el inicio del tiempo de Cuaresma en Sevilla, siendo el Vía Crucis más antiguo de la ciudad celebrado de manera ininterrumpida desde 1963.
Un itinerario de profundo recogimiento
A las 18:00 h, el cortejo comenzó su salida desde la parroquia de San Julián, con la imagen portada sobre una sencilla parihuela llevada por los hermanos de la corporación. Como es tradicional, el recorrido llevó al Santísimo Cristo por enclaves cargados de historia, realizando estaciones en los conventos de Santa Paula, Siervas de María y Santa Isabel, así como en la capilla de la Real Hermandad Servita y en la parroquia de San Marcos. Durante la visita al convento de Santa Isabel, las religiosas salieron a la puerta para rezar ante la venerada imagen.
El recorrido transcurrió por las calles de Plaza de San Julián, Plaza de Moravia, Pasaje Mallol, Santa Paula, Siete Dolores de Nuestra Señora, Plaza de San Marcos, Vergara, Hiniesta, Lira, Duque Cornejo y regreso a la Plaza de San Julián, completando el itinerario en torno a las 21:00 h.
Acompañamiento musical y recogimiento en la oración
Durante todo el recorrido, el silencio y la meditación fueron los protagonistas, con la interpretación de piezas sacras a cargo de la Capilla Musical de la Banda Municipal de Mairena del Alcor y la Coral Polifónica «Virgen de la Hiniesta», que alternaron sus intervenciones con las oraciones propias de cada estación del Vía Crucis.
El cortejo estuvo formado por numerosos hermanos de la corporación, todos ellos portando la medalla de la hermandad y vistiendo traje oscuro, atendiendo a las indicaciones de los diputados para mantener la solemnidad del acto.
Un culto con arraigo en la historia de la hermandad
Este Vía Crucis se encuentra recogido en las reglas de la Hermandad de la Hiniesta desde el año 1963, convirtiéndose en una de las citas más esperadas en el inicio del tiempo de Cuaresma. A lo largo de los años, ha mantenido su esencia, recorriendo las angostas calles de San Julián y manteniendo su carácter de oración y penitencia.
Este año, como en la edición anterior, los devotos que acompañaban fuera del cortejo no pudieron acceder al interior de los conventos de Santa Paula y las Siervas de María, ni a la capilla de los Servitas, aunque pudieron participar en la oración desde el exterior.
Selección de imágenes
A continuación, ofrecemos una selección de imágenes de la jornada captadas por los fotógrafos Rubén García y Rafa Soldado.