Una semana después de la esperada Magna Mariana de Jerez, la ciudad sigue asimilando lo que ha sido sin duda un evento histórico tanto para sus cofrades como para los visitantes que, desde diversos puntos de España, acudieron a vivir esta jornada mariana única. Las expectativas se cumplieron, y Jerez se convirtió en el centro de devoción mariana de Andalucía, mostrando 36 vírgenes en procesión por sus calles y atrayendo un flujo masivo de personas que llenaron plazas, templos y bares en una comunión de fe y cultura.
La jornada transcurrió bajo un cielo despejado y una agradable temperatura, factores que sin duda beneficiaron la presencia masiva de público. Desde las primeras horas de la tarde, con la salida de la Virgen de las Aguas, hasta las primeras luces de la madrugada, Jerez vivió un ambiente excepcional, con miles de fieles entregados a la contemplación de una muestra inigualable de la riqueza devocional de la ciudad. El sector hostelero agradeció la afluencia, reportando un impacto económico positivo, especialmente en el centro de la ciudad.
Sin embargo, el esplendor de la Magna también mostró algunos aspectos mejorables. El retraso acumulado en el paso de las hermandades se hizo evidente en tramos como la calle Tornería, donde el avance se vio ralentizado por momentos, generando un desajuste que se tradujo en largas esperas y dificultades de movilidad para el público. Este desbordamiento, que llegó a retrasar el horario previsto hasta casi dos horas en algunos puntos, evidencia áreas de mejora en la logística, en especial en el control de accesos y pasos peatonales.
La Magna de Jerez ha marcado un hito en la historia cofrade local, demostrando una devoción mariana sin límites. Aunque algunas sombras de organización deslucieron brevemente su transcurso, la respuesta de las hermandades y del público evidenció que, a pesar de los inconvenientes, el fervor mariano sigue siendo el auténtico protagonista. Las imágenes de la Virgen de la Estrella, la Virgen del Mayor Dolor, la Confortación y tantas otras quedarán grabadas en la memoria de quienes las acompañaron, reafirmando el papel de Jerez como epicentro de devoción y tradición.
Fotografías de Rubén García, David Camacho y Ruiz Calafat; video de Alejandro Ladesa.