La iglesia de San Martín ha sido testigo en estos días de uno de los cultos más destacados del verano cofrade sevillano: el besamanos extraordinario a María Santísima del Buen Fin, titular mariana de la Hermandad de la Lanzada. La cita se enmarcó en la conmemoración del aniversario de la proclamación del Dogma de la Asunción de la Virgen, íntimamente ligado a la advocación de la dolorosa.
Un montaje de gran categoría
El presbiterio de San Martín se transformó en un auténtico homenaje a la Madre de Dios. La Virgen del Buen Fin fue dispuesta en el altar mayor, rodeada de un conjunto ornamental cargado de simbolismo y elegancia, con ángeles ceriferarios a sus pies y el retablo mayor cubierto por una majestuosa corona real en la parte superior.
Para la ocasión, la dolorosa lució el manto de salida de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso del Gran Poder, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda realizada en 1904. Se trata de una pieza histórica bordada en oro sobre terciopelo granate, inspirada en un frontal de altar de Santa Ana de Triana y considerada uno de los ejemplos más brillantes del regionalismo sevillano en el arte del bordado.
Cultos y actos celebrados
El programa comenzó en la mañana del 14 de agosto y se prolongó hasta la madrugada del 15, con una intensa jornada marcada por la participación de numerosos devotos.
- Eucaristía y meditación: A las 21:00 horas se celebró una misa solemne, que dio paso a la reflexión espiritual a cargo de Juan Mera. La liturgia estuvo acompañada por un cuarteto de viento de la Banda de la Paz de Málaga, la misma formación que acompaña a la Virgen cada Miércoles Santo.
- Pasacalles musical: A las 22:45 horas, la Agrupación Musical María Santísima del Rocío recorrió las calles desde la Catedral hasta San Martín, poniendo el toque popular y devocional de la noche.
- Estreno musical: Durante la velada se presentó una nueva salve dedicada a la Virgen del Buen Fin, con letra de Juan Mera y música de Manuel J. Navarro.
- Comienzo del besamanos: A la medianoche, tras el repique de campanas, se abrió el acto de veneración, que continuó durante la mañana del 15 hasta las 13:30 horas.
Acción social
Junto a los cultos, la hermandad organizó un desayuno solidario el 15 de agosto, cuyos fondos fueron destinados íntegramente a la bolsa de caridad de la corporación. El acceso se realizó por la calle Divina Enfermera y contó con una gran participación de fieles y vecinos.
Devoción a lo largo de los siglos
La advocación del Buen Fin hunde sus raíces en la Edad Media, con orígenes en el norte de Francia, en Salperwick (Calais). Desde allí, la devoción se expandió hasta llegar a Sevilla, donde en el siglo XVII se fusionó con la cofradía penitencial de la Lanzada. Desde entonces, la Virgen del Buen Fin ha acompañado a los sevillanos como intercesora y ejemplo de fe, especialmente vinculada a la Asunción gloriosa de María.
Con este besamanos extraordinario, la Hermandad de la Lanzada no solo ha conmemorado una fecha fundamental en la historia de la Iglesia, sino que también ha ofrecido a Sevilla una estampa inolvidable en pleno mes de agosto, reafirmando la devoción a su dolorosa titular.
📸 Galería fotográfica de Eva García y David Camacho
Eva García
David Camacho
