La jornada del Miércoles Santo en Sevilla se desarrolló con una tónica general de normalidad tras dos días previos marcados por la inestabilidad meteorológica. Aunque a lo largo de la tarde se registraron algunas lloviznas, ninguna cofradía se vio obligada a suspender su estación de penitencia, configurando así un día completo, intenso y marcado por la fuerza de los crucificados.
Un día para los crucificados
Con hasta seis imágenes de Cristo en la Cruz, el Miércoles Santo ofrece cada año estampas de profundo recogimiento. La jornada la abrió, como es tradición, la Hermandad de la Sed, que puso su cruz de guía en la calle a las 12:00 h desde la parroquia de la Concepción. El Cristo de la Sed, acompañado por los sones del Rosario de Cádiz, el palio de la Virgen de Consolación lució su nuevo manto bordado, una de las grandes novedades del año.

A primera hora de la tarde le siguió San Bernardo, que sacó su numeroso cortejo más de 2.400 nazarenos con puntualidad. El Cristo de la Salud cruzó la ciudad bajo sones clásicos, y la Virgen del Refugio dejó estampas de gran belleza en enclaves como la calle Fabiola o su paso por la parroquia de La Candelaria, donde recibió una lluvia de pétalos.


Carmen, Buen Fin y Lanzada: firmeza y elegancia
La Hermandad del Carmen Doloroso volvió a mostrar su consolidación en el día con más competencia en número de cofradías. El Señor de la Paz y la Virgen del Carmen recorrieron un itinerario muy concurrido, con momentos destacados en su paso por las Setas o su saludo a Montesión.



El Buen Fin protagonizó una de las estaciones más redondas de este año. Adestacable el paso del Cristo del Buen Fin con la Centuria Romana Macarena, mientras que el palio de la Virgen de la Palma en su discurrir por la Plaza del Museo y la Avenida de la Constitución.



La Lanzada, por su parte, mostró todo su potencial con un cortejo sobrio y elegante. El paso de misterio sorprendió en su tránsito por Correduría y la Alameda, y la Virgen del Buen Fin fue recibida con emoción a su salida de San Martín.

El Baratillo y Panaderos: corazón y fe
La Hermandad del Baratillo volvió a destacar por su espectacularidad y por la perfecta ejecución de su recorrido. Uno de los momentos culminantes se vivió cuando el palio de la Virgen de la Caridad recorrió toda la Avenida de la Constitución en una sola chicotá, a los sones de marchas como Reina de Triana o Macarena. También su paso por la Catedral, al entrar por San Miguel, fue muy aplaudido.



Por la noche, Los Panaderos tomaron el protagonismo con un discurrir firme desde la capilla de San Andrés. El misterio del Prendimiento cruzó con fuerza la Carrera Oficial, y la Virgen de Regla fue recibida con una lluvia de pétalos al entrar en la plaza de San Andrés, también destacar su discurrir en puntos como la calle Francos y Chapineros.


Cristo de Burgos y Siete Palabras: sobriedad para cerrar el día
La Hermandad del Cristo de Burgos fue la última en iniciar su estación. A las 21:00 h salió la cruz de guía desde la parroquia de San Pedro. El crucificado más antiguo que procesiona en la Semana Santa sevillana avanzó por la Campana en un ambiente de absoluto recogimiento, acompañado por saetas que rasgaron el silencio.


Por su parte, Las Siete Palabras completó su salida desde San Vicente poco después. Con sus tres pasos —la Divina Misericordia, el Cristo de las Siete Palabras y la Virgen de la Cabeza—, esta cofradía mostró una organización impecable, destacando el paso del misterio por los palcos y el discurrir sereno de su palio.




Cierre sin retrasos
A diferencia de jornadas anteriores, el Miércoles Santo se cerró con notable puntualidad. El último paso en salir de la Catedral lo hizo con solo 13 minutos de retraso. El palio del Cristo de Burgos puso fin a una jornada densa, pero hermosa, marcada por la devoción, la solemnidad y el cumplimiento de los itinerarios previstos.