El pasado 21 de diciembre de 2024, Sevilla vivió una jornada histórica al contemplar al Santísimo Cristo de San Agustín regresar a su templo en procesión extraordinaria. El crucificado, que había estado en la Catedral formando parte de la exposición «Fons pietatis» organizada por el Congreso de Hermandades, recorrió las calles de la ciudad en una noche que quedará en la memoria de los cofrades. Este acontecimiento fue un homenaje a una devoción que no procesionaba desde el 14 de marzo de 1926.
Una salida única en la historia reciente
La jornada comenzó con una misa estacional en el altar del Jubileo, presidida por el arzobispo de Sevilla. Durante la ceremonia, la Hermandad de San Roque recibió la medalla de oro de la Virgen de los Reyes, un reconocimiento a su labor en el mantenimiento de esta histórica devoción. Al finalizar, el Santísimo Cristo de San Agustín inició su recorrido desde la Puerta de Palos, mientras las campanas de la Giralda resonaban para anunciar el inicio de esta procesión excepcional.
El crucificado salió sobre el paso del Cristo de las Misericordias, cedido por la Hermandad de Santa Cruz, en un gesto de fraternidad cofrade que permitió a los fieles contemplar una imagen inédita. La Banda de la Cruz Roja de Sevilla, con un repertorio cuidadosamente elegido, acompañó al Cristo interpretando marchas cargadas de simbolismo, como «Asilo y Protector», en homenaje al voto realizado por la ciudad tras la peste de 1649.
Un recorrido lleno de contrastes
El itinerario condujo al Cristo de San Agustín por calles emblemáticas como Mateos Gago, iluminadas por las luces navideñas, creando una postal inolvidable. El bullicio propio de estas fechas se mezcló con el recogimiento de los devotos que seguían al crucificado. Al llegar al barrio de Santa Cruz, la maniobra en la estrecha calle Fabiola, ejecutada magistralmente por los capataces Villanueva, recordó las tradicionales chicotás de San Bernardo cada Miércoles Santo.
El recorrido continuó por calles como Madre de Dios y San José, dejando momentos de gran belleza que evocaron la esencia del Domingo de Ramos, a pesar de las bajas temperaturas y el ambiente festivo del Adviento. La hermandad optó por un camino más directo hacia su parroquia, descartando algunos enclaves habituales para agilizar la entrada.
Un cierre para el recuerdo
A la medianoche, el Cristo de San Agustín regresaba a San Roque, cerrando un capítulo extraordinario en la historia de esta devoción. Este regreso, cargado de simbolismo y devoción, representó una oportunidad única para los fieles de Sevilla, que difícilmente se repetirá en esta generación.
Finalizamos este artículo con una galería de imágenes capturadas por el fotógrafo David Camacho y Ruiz Calafat, que reflejan la majestuosidad y solemnidad de este histórico regreso.