Sevilla, 19 de noviembre de 2025
La jornada de ayer quedó grabada en el corazón de la corporación de San Vicente. Tras varios días en la iglesia del Buen Suceso con motivo del 150 aniversario fundacional, Nuestro Padre Jesús de las Penas emprendió su camino de vuelta hacia la parroquia que lo ha custodiado durante siglo y medio. La tarde, fría y serena, acompañó a una multitud que quiso arropar al Nazareno en un regreso marcado por la solemnidad y la devoción compartida.
A las 17:00 horas se abrieron las puertas del templo carmelita, y el cortejo comenzó a avanzar lentamente por la Plaza del Buen Suceso. La Banda del Maestro Tejera, fiel al estilo propio del Lunes Santo, acompañó musicalmente una salida que evocó la identidad más clásica de la Hermandad. Las primeras calles del recorrido Ortiz de Zúñiga, Cristo de Burgos, Sales y Ferré, se llenaron de fieles que contemplaban al Señor ataviado con la túnica de terciopelo bordado, avanzando entre luces de invierno que comenzaban a despertar en el centro de la ciudad.
El paso del Señor por la Alfalfa, San Isidoro y la Cuesta del Rosario dejó estampas especialmente emotivas, con momentos de silencio y recogimiento que recordaban a la ciudad que, en este aniversario, el Nazareno caído sigue siendo una referencia espiritual para generaciones enteras. Conforme avanzaba la tarde, la noche fue envolviendo el cortejo, que alcanzó la Plaza del Salvador bajo la tenue iluminación navideña, creando una imagen que quedará grabada en la memoria de quienes la vivieron.
El tránsito por Cuna, Orfila y San Andrés marcó la parte más solemne del regreso. Ya en la Plaza de San Lorenzo, la Hermandad realizó una breve estación ante la Basílica del Gran Poder, un gesto cargado de significado que unió, una vez más, las historias de dos corporaciones esenciales de la Semana Santa de Sevilla. Desde allí, la cofradía continuó por Cardenal Spínola, Baños y Jesús de la Veracruz, hasta alcanzar Cardenal Cisneros.
Pasadas las 23:25 horas, el Señor cruzó de nuevo el umbral de San Vicente. La entrada, marcada por la emoción contenida de hermanos y devotos, puso fin a una jornada que ha quedado ya inscrita en la historia viva de la Hermandad. Un regreso que no solo cerró su estancia en el Buen Suceso, sino que reafirmó la profunda devoción que Sevilla profesa a Jesús de las Penas.
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