La Esperanza de Triana: un traslado histórico que ilumina Sevilla con su luz eterna

Este 25 de octubre, Sevilla vivió una jornada única que será recordada por generaciones. La Esperanza de Triana, la Virgen que preside el alma de uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad, emprendió su traslado hacia la Catedral en una procesión que, como siempre, desbordó los límites del amor y la devoción.

A las primeras horas de la mañana, aún cuando el día apenas se despuntaba, el barrio de Triana se llenó de una emoción palpable. Desde la puerta de San Jacinto, la Virgen salió al alba, rodeada de un silencio reverencial que fue interrumpido solo por los sones de la marcha “Soleá, dame la mano”, que marcaban el ritmo de la salida de la dolorosa. Este fue el comienzo de un recorrido que a muchos les evocó tiempos pasados, cuando las calles de Triana vibraban con la misma intensidad cada vez que la Esperanza salía hacia la Catedral.

Este traslado no solo fue un acto religioso, sino una verdadera celebración de la historia de la ciudad. La Virgen, ataviada con su manto “de los dragones” y la toca de volantes, hacía su aparición en un ambiente de festiva nostalgia. Los fieles que, con paciencia, esperaban en las aceras, no dejaron de sonar los vivas, como si de una Madrugá se tratara, y no precisamente de un soleado día de otoño.

Uno de los momentos más emotivos del recorrido fue la parada en la capilla de la Estrella, donde la Virgen fue recibida con una gran ovación por parte de los presentes. En ese instante, la luz del día comenzó a iluminar el paso de palio, creando un contraste perfecto entre la plata y el bordado del paso de palio y la belleza de la imagen.

Al atravesar el Puente de Isabel II, los nervios comenzaron a acumularse entre la multitud, que se amontonaba en las orillas del río para ver pasar a la Esperanza. Como una marea humana, los sevillanos se iban incorporando al cortejo, que avanzaba lentamente, no solo por el aforo de personas, sino también por el respeto y el amor con el que los costaleros portaban a la Virgen.

Llegados a la Plaza del Altozano, la imagen realizó una de sus tradicionales vueltas de 360 grados, un gesto simbólico que causó la ovación de todos los presentes. En ese preciso momento, la Virgen parecía no solo saludar a su barrio, sino también decir adiós a Triana, aunque solo fuera por unos días.

A medida que la Esperanza avanzaba por el centro de Sevilla, el paso de la Virgen se fue impregnando de una magia que solo Triana sabe transmitir. Los turistas, sorprendidos por la devoción desbordante que veían a su paso, se asomaban a los balcones mientras al llegar la virgen a uno de los puntos más emblemáticos de cada madrugá, la Capilla de la Hermandad del Baratillo, sonaban sevillanas y cantando en honor a la Madre de Triana.

Finalmente, pasadas las dos de la tarde, la Esperanza de Triana alcanzaba la Catedral de Sevilla. Un recibimiento multitudinario acompañaba a la imagen que, tras casi tres horas de recorrido, entraba al templo metropolitano entre repiques de campanas, aplausos y lágrimas de emoción. La Virgen de la Esperanza comenzaba su estancia en la Catedral, donde celebrará los actos conmemorativos por los 75 años del Dogma de la Asunción, hasta su regreso a Triana el próximo sábado 1 de noviembre.

Galería de imágenes:
A continuación, te ofrecemos una selección de las mejores imágenes captadas por nuestro equipo durante este histórico traslado. Momentos de emoción, luz y devoción que quedarán grabados en la memoria de todos los cofrades de Sevilla.

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